Capítulo 11: Ilegales en Birmania

Más de 100.000 personas murieron en la construcción del denominado “Ferrocarril de la Muerte”. Prisioneros del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial fueron forzados a construir en tan solo 20 meses los 415 kilómetros de vías que atravesaban una complicada orografía para conectar Birmania con Tailandia.

A día de hoy todavía se conserva un tramo de esta vía férrea, y que conecta las ciudades de Bangkok y Nam Tok, todo ello pasando por el famoso puente sobre el río Kwai a la altura de Kanchanaburi. Subir a ese tren (que fácilmente puede ser el mismo con el que se inauguró la línea) y hacer este recorrido es una de las mejores experiencias que he vivido hasta la fecha en Tailandia. Se trata de eso, de un viejo tren de madera, en el que puedes ir asomado por la ventana durante todo el viaje o incluso en las escalerillas de las puertas de los vagones, encaramándote sobre el abismo que en ocasiones se abre bajo tus pies.

Y es que otra cosa no, pero paisajes espectaculares tiene esta país para aburrir. Porque continuando en la misma dirección, pero en otro medio de transporte, porque las vías del Ferrocarril de la Muerte fueron desmanteladas a partir de Nam Tok, puedes llegar hasta Sangkhlaburi. Se trata de un pequeño poblado, justo en la frontera con Myanmar, donde hay más habitantes que hablan birmano, karem o mon (minorías culturales que viven por aquí) que tailandés. Del inglés mejor nos olvidamos en esta zona. Todavía no están muy acostumbrados sus habitantes a tratar con el hombre blanco, y es que apenas se encuentran turistas por la zona. Aquí se puede observar un espectacular puente de madera (el más grande de Tailandia) y si lo deseas puedes vivir en una casa flotante que va navegando por el río por tan sólo 20 euros al día.
Cerca de Sangkhlaburi está el Desfiladero de las Tres Pagodas, territorio que divide Tailandia con Myanmar. La única forma de llegar hasta allí es subiéndote a una pick-up y compartiendo este reducido espacio con 20 birmanos más. Hay que pasar varios controles del ejército, situados allí en busca de inmigrantes ilegales, aunque curiosamente creo que los únicos ilegales que había en el pick-up éramos nosotros. Me explico: Llegamos hasta la frontera, donde se encontraba la barrera, los puestos fronterizos, el ejército y todo eso. Tampoco teníamos intención de entrar en Myanmar, sobre todo porque portando una cámara de video no nos hubieran dejado entrar nunca. Pero estando en las tiendas de alrededor, descubrimos al fondo de una de ellas que tenía una puerta abierta que comunicaba con lo que era ya territorio de Myanmar. Y efectivamente, no nos pudimos resistir a la tentación de atravesarla. Así que nada, entramos, echamos un vistazo y nos volvimos a territorio tailandés, por lo que técnicamente, y aunque fuera por sólo unos minutos, fuimos inmigrantes ilegales en Birmania.

Creo que por hoy ya me he extendido bastante, así que para compensarlo voy a regalaros algunos atrasados que por diferentes causas no he podido subir todavía. Parece que la tecnología se alía en mi contra y por alguna cuestión que se escapa a mi entendimiento, el video que se ve más pequeño de lo que debería, pero bueno, algo es algo. Os dejo por lo tanto con el capítulo-resumen correspondiente a Singapur y Malasia. Quiero agradecer al señor Enrique Pita su colaboración con este video-blog, porque los videos que grabo con mi móvil, de repente no me deja subirlos, y él, de forma completamente desinteresada está aportando su cámara para este fin.

Besos.